No hace falta rellenar una escena o una imagen para que nos cuente algo. Hay que dejar espacio para alimentar la imaginación. Así se potencian las historias propias, aquello que cada persona ve o imagina en cualquier arte o cualquier obra, basándose en su propia experiencia o en sus sueños.
No hace falta iluminar cada rincón, los mejores momentos nacen en espacios con poca luz… entre sombras.
El Arte es efímero, no tiene definición por mucho que se intente. Es aquello que nos arranca los sentimientos más ocultos. Deseo, alegría, miedo, curiosidad, desagrado, emoción, … somos lo que vivimos y también lo que imaginamos…
